Pruebas No Funcionales: ¿Lujo o Necesidad?

Kenneth Santamaria | 27 de febrero, 2020

Apoyado por nuestro experto en innovación Isac Souza

Generalmente, cuando se habla de pruebas de software muy probablemente pensamos en las pruebas funcionales a las que se somete un sistema. No obstante, existe otro tipo de pruebas igualmente importantes para la certificación de un software de calidad, como lo son las pruebas no funcionales. Éstas se basan en medir aspectos no funcionales como rendimiento, usabilidad, fiabilidad, etc.


¿Por qué es tan importante este tipo de pruebas?


La ejecución de pruebas es una etapa crítica del proceso de certificación de calidad de un software. Éstas deben ser exhaustivas para así lograr el cumplimiento de los estándares establecidos y determinar la calidad del producto. Por lo tanto, no basta con las pruebas funcionales, que son las que nos aseguran que el funcionamiento del sistema se apega a lo requerido. Una vez conseguido esto, es de suma importancia incluir las pruebas no funcionales en el proceso. Al aplicarlas, se certifican atributos externos a la funcionalidad que son indispensables para contar con un producto de calidad (como lo son la fiabilidad, usabilidad, eficiencia, mantenimiento y portabilidad).


¿Cuáles son las pruebas no funcionales?


Las pruebas no funcionales son aquellas que son ajenas a los flujos funcionales del sistema. Entre ellas se incluye:

  • Pruebas de carga
  • Prueba de rendimiento
  • Pruebas de volumen
  • Pruebas de estrés
  • Pruebas de estabilidad
  • Prueba de robustez
  • Pruebas de cumplimiento
  • Pruebas de usabilidad

¿Qué aportan las pruebas no funcionales a la certificación de un software de calidad?


Entre otros aportes, los tipos de prueba mencionados anteriormente determinan información necesaria acerca de:

  • Cómo se comportará el sistema una vez puesto en uso
  • Qué tantos usuarios simultáneos soporta el sistema
  • Cuántas solicitudes está preparado para atender
  • Cuáles son los requisitos mínimos a nivel de equipo para utilizar el sistema
  • Cómo reacciona el sistema ante fallos de hardware
  • El comportamiento del sistema al procesar grandes cantidades de datos
  • La reacción a una sobrecarga
  • La reacción a entradas erróneas o datos no especificados

Asimismo, las pruebas de usabilidad y cumplimiento garantizan que se cumpla con normas y reglamentos tanto externos como internos. Además, aseguran que el producto final sea estructurado y comprensible para el usuario.

Por último, otros aspectos no funcionales que enriquecen el diagnóstico final incluyen: la mantenibilidad, estabilidad, testabilidad, adaptabilidad, modificabilidad, instalabilidad y otros puntos que ayudan a determinar la calidad del sistema.

En conclusión, incluir pruebas no funcionales en el proceso de prueba es una práctica que aporta valor, información y fiabilidad de la calidad del software. Por lo que se aconseja tomar en cuenta este tipo de pruebas cuando se va a iniciar un ciclo de QA.

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